Un equipo de médicos de canadiense han descubierto por casualidad un método para estimular la memoria.
Decidieron implantar electrodos de estimulación en el hipotálamo de un paciente con obsesidad mórbida con el objetivo de actuar sobre los centros de saciedad y frenar su ingesta de alimento.
Mientras realizaban la implantación se dieron cuenta que la estimulación producía la evocación de recuerdos de juventud del paciente. A medida que aumentaban la estimulación los recuerdos eran más vívidos (aunque si la estimulación era demasiado intensa producía malestar).
En vista a estos resultados se le practicaron diversas pruebas, en las cuales se observó que este paciente mejoraba en aquellas que requerían la participación del hipocampo.
Analizando estos resultados, así como comprobando mediante técnicas de neuroimagen funcional qué áreas se activaban durante la estimulación, llegaron a la conclusión que la estimulación hipotalàmica también estimulaba colateralmente el hipocampo y corteza parahipocampal.
Así que el efecto no es debido a la estimulación directa del hipotálamo, si no de las zonas adyacentes.
Los investigadores han decidido seguir evaluando el potencial de esta estimulación sobre la memoria, para lo que han iniciado un estudio piloto con pacientes de Alzheimer.
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