Un estudio reciente realizado entre la Universidad de Edingurgh y el Queensland Institute of Medical Research de Brisbane parece demostrar que hay una base genética para la felicidad.
En este estudio se hicieron dos grupos, uno formado por gemelos monocigóticos, que son genéticamente idénticos (100% de genes compartidos) y otro de gemelos dicigóticos (aproximadamente el 50% de genes compartidos). Les pasaron la escala MIDI de personalidad (The Midlife Development Inventory) y otra de bienestar.
La concordancia entre las subescalas de la MIDI y la escala de bienestar es superior en gemelos idénticos que en los dicigóticos (de 0.35 a 0.52 en monocigóticos, de 0.10 a 0.20 en dicigóticos). Estos resultados indicarían que rasgos de personalidad como la extraversión o el neuroticismo, así como la sensación de bienestar, tendrían base genética.
Pese a ello las concordancias entre gemelos idénticos tampoco son tan altas como para afirmar la base genética y no hay que desestimar el efecto del ambiente.
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