Carlos Belmonte es un médico e investigador español de amplia proyección internacional. El País publicó una extensa entrevista en la que recoge su opinión sobre diferentes aspectos de la ciencia, como la utilización de técnicas genéticas y las posibilidades de "cambiar" el cerebro (leer entera).
Aquí se extrae la parte en que habla del dolor, tema en el que él trabaja:
Fuente: El País
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¿Qué ha aprendido usted del dolor durante todo este tiempo de investigación? ¿Es totalmente controlable? El 95% del dolor es controlable. Ya hace mucho tiempo que se descubrieron los opioides como analgésicos y se ha avanzado muchísimo en el tratamiento del dolor. Pero todavía estamos muy detrás de lo que deberíamos estar porque hay unas influencias culturales que frenan su desarrollo. Por ejemplo, se sigue infrautilizando la morfina, que es un estupendo analgésico, por miedo de los médicos, cuando científicamente tenemos muy claro que se puede utilizar en periodos largos y grandes concentraciones. Se teme que genere dependencia, por ejemplo, cuando en los pacientes con dolor intenso se ha comprobado que aquélla se reduce. Hoy se están descubriendo nuevos analgésicos excelentes, con menos efectos secundarios.
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¿Se puede anular por completo el dolor, inhibiendo la parte del cerebro donde se genera esa sensación? Totalmente. La señal del dolor va de la periferia (la piel, por ejemplo, cuando te quemas) a la médula espinal y ahí va dando saltos en distintos niveles del sistema nervioso hasta que llega a la corteza, que es donde se aloja la sensación consciente de dolor. Hay otras zonas que alojan las emociones del dolor. Son zonas separadas, de forma que se pueden separar selectivamente unas u otras. Así que hay pacientes que tienen dolor, pero no lo viven emocionalmente como desagradable, y, al revés, dolores en principio nimios son insoportables para algunos.
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